Sinuhé, el egipcio.

Es quizá la novela histórica más conocida.
Tras su publicación en 1945, alcanzó fama mundial su autor, el escritor finlandés, Mika Waltari que dedicó 10 años de su vida a estudios históricos.


Sinuhé es un médico, trepanador real, en la época de la revolución religiosa de Amenofis IV, Akhenatón, el faraón hereje. Una serie de vicisitudes personales le empujan a viajar a Simyra (antigua ciudad fenicia), Jerusalén, Babilonia, Creta y el país de Khatti y a contemplar la aguda crisis que planteó el naciente monoteísmo y su posterior represión, junto a la amenaza de descomposición del imperio por la política pacifista del faraón. Esta fuente, elaborada durante el Imperio Medio, es la biografía de un funcionario egipcio contemporáneo del gobierno de Sesostris I, que, para no verse envuelto en la conspiración que conoce por casualidad y que llevó a la muerte a Amenemhat I, huye a Palestina, en donde permanece hasta su vejez.

Yo, Sinuhé, hijo de Senmut, en mis días de vejez y de decepción estoy hastiado de la mentira. Por esto escribo para mí solo, lo que he visto con mis propios ojos o comprobado como verdad.
En esto me diferencio de cuantos han vivido antes que yo o vivirán después de mí. Porque el hombre que escribe y, más aún, el que hace grabar su nombre y sus actos sobre la piedra, vive con la esperanza de que sus palabras serán leídas y que la posteridad glorificará sus actos y su cordura.
Pero nada hay que elogiar en mis palabras; mis actos son indignos de elogio, mi ciencia es amarga para el corazón y no complace a nadie.

Los niños no escribirán mis frases sobre la tablilla de arcilla para ejercitarse en la escritura.
Los hombres no repetirán mis palabras para enriquecerse con mi saber.
Porque he renunciado a toda esperanza de ser jamás leído o comprendido.......

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